Los Nuevos Sufis

Sin duda alguna la peregrinación puede dejar exhausto a cualquiera, pero el regreso, es el cansancio acumulado de varios meses de travesía, mas los mismos meses de regreso, después de levantar el campamento y juntar las provisiones, la marcha de miles de peregrinos comienza. Para el grupo será una nueva ruta, la ruta comercial del Profeta hacia Sham o Siria, Filistin o Palestina.

Antiguamente la mercancía de la Meca era trasladada por esta ruta, el Quraich, la tribu a la que perteneció el Profeta controlaba y monopolizaba esta ruta desde el Mar Rojo hasta Yemen. Después del triunfo del Islam el monopolio terminó, para después crecer al amparo de varias ciudades y con las conquistas posteriores para convertirse en un nuevo imperio.

Al salir de Meca con ropas normales, los derviches y sobretodo los maestros se distinguen del resto de la gente, eso parece molestar a un grupo que aprovecha la ocasión para hacerlo notar. Los jóvenes son inmediatamente asaltados por este grupo que se identifica con Mejmet de Birgi, quién rechaza todo lo relacionado con los sufies.

Durante la marcha Jaidar, Amir, Selim y los demás son asaltados con gritos, reproches y críticas por todo, por otros tres jóvenes, Abdullah, Nuamán y Jafiz. “¿Cuándo el Profeta usó lana cruda en su cabeza?”, “¿En donde dice, que deben seguir a un maestro? Nadie es digno de ser alabado solo Allah”. “Esos rituales, giros y gritos en la noche no los prescribió el Profeta, son unos innovadores, haraganes que solo viven de limosnas y no se involucran en los asuntos del estado, la política y la sociedad”. Todo esto y mas se escuchaba mientras se cabalgaba, además, no se podía distinguir de quién venían las críticas. Entonces Amir se dirigió al mayor de ellos, Abdullah, “tus argumentos son una repetición sin sentido de lo que decía el verdadero innovador Ibn Taymiyah, cuándo puedas entender el verdadero significado de sus palabras entenderás”. Con verdadera seguridad académica continuó, “ese Ibn Taymiyah dedicó cien páginas a ‘tratar’ de interpretar el Futuj al Gaib de Abdul Qadir Gilani, a quién se dirige como MI Shaij.” “Ibn Taymiyah no puede ser Sufi, eso es un invento”, respondió Abdullah, “entonces no conoces su obra a profundidad, solo conoces lo que te han dicho de él no lo que él es”.

Después de unos segundos de silencio, los tres muchachos comentaban en silencio, y entonces, Nuamán respondió, “dame una prueba de que tus rituales están aprobados por el Islam”. “En el sura al Zumar en el ayat 75, dice, y viste a los ángeles girando alrededor del trono, glorificando a tu señor, de los jadices, del libro de Bujari 12, Abu Mabad, de Ibn Abbas, era costumbre hacer el Dirk en voz alta después de la oración, y del 35, Abu Hurayra, el Profeta dijo, Allah tiene ejércitos de ángeles que buscan los círculos de Dhikr, para rodearlos formando una escalera hasta el cielo e informar a nuestro Señor de quienes lo alaban,” respondió Amir nuevamente. Jafiz se interpuso aludiendo que esos pasajes necesitaban interpretación, entonces Selim respondió diciendo, “seguramente serás tu el buen intérprete, delante de mí están los mejores maestros quienes conocen a fondo la religión los Jadices y el mismo Corán, además mi amigo Jaidar fue soldado del imperio Safavi, en ningún momento está dispuesto a dejar de lado su deber con la sociedad, si supieras el trabajo que es cuidar una derga seguramente renunciarías el primer día.” Jaidar dijo, “¿Cómo pretendes servir a Dios? si no lo conoces, someterse a Dios no es solo seguir unos rituales vacíos que no entiendes, dejan de ser vacíos cuando sirves a tus semejantes a través del maestro, o ¿a caso sirves a Allah donde nadie te vé?” Con estos argumentos los tres insistentes jóvenes se calmaron y fueron a buscar a otro grupo para seguir importunando.

La ruta pasaría de nuevo por Medina, y seguiría hacia Tabuk, pero antes en Al Ula, los derviches se separarían, los del Este tomarían hacia Tayma para después regresar por Irak.

Sin mayores sobresaltos, la despedida en Al Ula se llevó a cabo, Jaidar, Amir y Selim se despedían del Chelebi Mujib Efendi, de Ibrajim Baba y los demás. En esta ocasión un nudo en la garganta de todos y un silencio de pesar ensordecedor para todos. Mujib Efendi dijo, “un derviche no debe tener apegos, ni siquiera con su maestro, somos hijos de Mevlana y esa unión es más fuerte, nos veremos en sueños por gracia de Allah, a salamu aleykum.”

La ruta era aún larga y peligrosa, muchos habían muerto y los cadáveres a lo largo del camino, junto con sus sepulcros eran la desalentadora señal. La tumba musulmana no contiene mas que una piedra que señala la dirección de la Kaba, muchos sepulcros improvisados por otros peregrinos que han enterrado a otros menos afortunados.

Tabuk, la última ciudad conquistada por el Profeta Muhammad, expresa sentimientos encontrados, por un lado el principio del Islam como religión dominante, la victoria final del Profeta. Y por otro lado, el fin de los días dorados junto al Profeta, cabalgar bajo su mando, convivir con él en un mundo casi perfecto. La presencia del paraíso en la Tierra, todo tiene sentido estando a su lado, pero al final un hombre que debe dejar este mundo para encontrar el otro. La religión es perfecta sin duda, su enseñanza es impecable, ¿sus seguidores lo son? Solo el tiempo y la historia podrán decirlo, ¿de verdad hacemos todo lo que nos pidió? O tratamos con todo nuestro corazón de que así sea.

Los nuevos sufis se acercan un paso cada día a completar su destino, una nueva tierra llena de oportunidades, paz en todo el mundo musulmán permitirá una prosperidad y un bienestar nunca antes visto.

Después de un paisaje monótono, muchas cosas reflexionadas, una amistad con los demás derviches cada vez más grande, cientos de oasis, se encuentra Sham, Palestina, Jordania, Líbano y Siria. Algo completamente nuevo, el mundo árabe en su máxima concentración. La diversidad del mundo se presenta ante ojos que únicamente conocen musulmanes, pueblos judíos y cristianos, aunque bajo autoridad musulmana, son lugares donde nunca se escuchará el llamado a la oración, las mujeres no usan el Jiyab o velo, todo en apariencia es distinto.

Al final la bendita ciudad de Jerusalén, todos los contrastes, Judíos árabes, Judíos Sefaradis de España, Cristianos Griegos, Cristianos Romanos, Musulmanes de todas las escuelas, Shias, Sunnis etc. Este lugar en el Islam es llamado la Gran Mezquita, aquí se consagraron los grandes Profetas.

La mezquita del Domo o de la Roca es el primer lugar en ser visitado por los derviches, después de una copiosa oración los visitantes pueden ver la Roca. Las huellas del Abraham son visibles, similares a las que hay en la Kaba, fueron dejadas cuando se elevó al cielo al concluir su misión. Las huellas de la virgen María, también al elevarse al cielo y las del Profeta Muhammad, dejadas al realizar su viaje nocturno a los siete cielos.

Justo aquí el ángel Gabriel le examinó por última vez al Profeta antes de su viaje a los cielos, le trajo tres recipientes, uno con agua otro con vino y otro con leche. El Profeta debía escoger, escogió la leche, Gabriel asintió y dijo has pasado la prueba eres digno de encontrarte con Allah Todopoderoso. Si hubiera escogido el vino su comunidad se hubiera extraviado sin remedio, si hubiera bebido el agua su comunidad se hubiese formado correctamente por un tiempo, pero al final también se perdería, en cambio la leche tiene la sustancia que nutre al cuerpo, la comunidad de Muhammad iba a durar muchos siglos.

Jerusalén, es tan bendita que todos la desean, morir por ella y morir en ella, los ejércitos del mundo han caído ante sus puertas, solamente la bendición de Allah sobre esta la mantiene en pie. Una bendición tal que el hombre inmaduro no sabe que hacer con ella, tal es su desesperación ante tal belleza que sus sentidos quedan nublados, su inteligencia es inútil, entonces en un acto de inmadurez pelea por ella una y otra vez, este es el destino de la belleza bendita, ser incomprendida por el hombre.

El par de días que estuvieron en Jerusalén, les ayudó a reflexionar sobre las otras religiones, Jaidar sobre todo, había crecido en un ambiente islámico ideal ningún contacto con otras religiones, tal vez algún hindú extraviado, pero en general nada que deba mencionarse.

Al cabalgar y despedirse de la gran ciudad, el diálogo con el Chelebi fue intenso, “Shaij, ¿Qué opina de las personas que no siguen la Sharia o ley sagrada?”, preguntó Amir. “Si tienen conocimiento de ella y no la siguen es un gran pecado pero quiénes no la conocen tendrán una recompensa, en la medida de su conocimiento, ¿lo dices por los demás pueblos que no siguen el Islam?”, respondió el Efendi. “Así es Shaij, nos hacen aprender el Corán, tratamos de llevar una vida recta y le debemos obediencia a Allah y al mensajero”, dijo Amir. “No creas que por esas cualidades estas mas cerca de Allah que los demás, Hazreti Mevlana, decía, todos somos ignorantes de la realidad suprema de Allah, por mucho que leas y mucho que aprendas, la esencia última de Allah es inalcanzable por la mente humana. Solamente nos queda el corazón, a través de nuestro amor y entrega podemos realizar a Allah”, respondió en Chelebi, y agregó. Es por eso que no podemos juzgar la fe y el conocimiento de los demás, una acción realizada con el corazón es mas valiosa que mil años de devoción y toda criatura es capaz de hacerla. Lo que hacemos es una insignificancia y a la vez es todo, si estás conciente de que has hecho tu máximo esfuerzo en este camino, entonces estás listo para recibir una recompensa, no todos están listos para una recompensa, solo quién está preparado sabrá recibirla”.

“Entonces, ¿para que somos derviches?”, preguntó Jaidar, “por que nos gusta, encontramos que Allah nos ha llamado a esta búsqueda, simplemente seguimos a nuestro corazón y al Pir Mevlana por amor y por gusto personal”, contestó Fahri.

Cerca de Bostra, en un caserío principalmente de católicos griegos, se arremolinaba la gente alrededor de un muerto, discutían por la forma en la que debían llevarse a cabo los rezos funerarios, ya que el sacerdote local no se encontraba, el grupo del Chelebi pasó de largo, rezando en silencio por el alma del difunto. En ese alboroto había unas adolescentes llorando por aquella persona, los jóvenes sin querer voltearon y las muchachas notaron sus miradas, a unos metros la caravana se detuvo a repostar agua y a descansar por algunos minutos.

Sin notar su presencia, los jóvenes que charlaban entre sí fueron interrumpidos por una de las adolescentes, de aproximadamente 17 años, los jóvenes derviches serían incapaces de hablarle a una mujer sola, sin embargo siendo católica ese pudor por parte de ella no existía. Sin saber que hacer solo laminaron, ella les preguntó “¿ustedes son musulmanes verdad?”, a lo que Amir respondió afirmativamente con un tono nervioso. La muchacha sin el menor recato islámico les dijo que se llamaba Hagar tal como la madre del Profeta Ismael.

Los jóvenes habían pensado toda clase de cosas, pero al escuchar ese bello nombre para un oído religioso se tranquilizaron. “No piensen mal, he venido porque vengo a decirles algo importante”, dijo Hagar, “anoche tuve un sueño con unas personas vestidas como ustedes”, en eso Selim interrumpió, “somos derviches y no podemos escuchar sueños sin permiso del Chelebi”, “no sé quien o que es ese Chelebi, pero el sueño lo debo decir a ustedes”, respondió tajantemente Hagar.

Entonces los jóvenes volteándose a ver las caras y volteando en la dirección en la que se supone estarían los murshids, no les quedó más remedio que escuchar.

“En el sueño, las personas estaban vestidas con capas negras como las suyas y usaban esos gorros altos, yo estaba en un cuarto con muchas pinturas con rostros de personas, un hombre con turbante azul con barba espesa, en otra era una persona con un turbante verde y también con barba. Por alguna razón entraban y salían estos hombres del cuarto, al querer ver a donde iban, algo surgía que me impedía seguirlos, de hecho no me dejaban salir. Sin embargo salía a otra habitación más grande, con unos vitrales, de ocho paredes llena de escritos religiosos en las paredes y en el techo un círculo verde con el centro amarillo. Ahí permanecí el tiempo suficiente para ver algunos detalles, sin embargo, una persona insistía en que me regresara al primer cuarto, pero veía otra puerta por la que entraban y salían nuevamente, solo que en esta ocasión, uno de ellos evitaba tener contacto visual conmigo y cuando me acercaba huía hacia otra habitación. Evitando todos los obstáculos llegaba hasta un patio, donde había una fuente forrada de madera y junto la entrada a otra habitación, donde aquel hombre entraba y se volvía a esconder. Para entrar a esa última pieza nadie me trataba de detener, simplemente se abrían las puertas. Esta habitación no era como las otras, muchas personas la ocupaban, todas vestidas igual, estaba rodeada de cajas de madera grandes, como sarcófagos, todos estaban formados prácticamente sin moverse, algunos sonreían pero otros lloraban, podía pasar entre ellos sin que pudieran moverse, trataban de ocultar algo. Cuando al fin pude pasar había una reja con barrotes gruesos dorados tras la que se encontraban otros sarcófagos, junto y antes de entrar había un jarrón blanco con inscripciones doradas con azul, cuatro personas estaban leyendo las inscripciones, mientras otros dos anotaban y otros dos trataban de interpretar. Algunos decían, se acaba el tiempo mientras unos eran violentos y apresuraban a los demás, otros lloraban amargamente porque pensaban que sería el fin de algo. En eso comenzaba a fluir agua roja desde el jarrón hacia fuera, interminable, hasta inundar todo el cuarto, la desesperación de las personas crecía, nadie parecía dar una solución, hasta que todo el cuarto quedó cubierto y es entonces cuando toda el agua desapareció junto con todas las personas, entonces la reja dorada quedó abierta y al fondo se podía ver una nueva puerta que conducía a un nuevo pasillo que no era visible antes de la inundación”, contó Hagar. “A propósito les suplico que recen algo por mi papá que ha fallecido”, agregó Hagar, a lo que los muchachos accedieron, después de quedarse mudos con el sueño.

Sin decir mucho continuaron la marcha y en algún momento antes de Bostra contaron a FAHRI lo de Hagar, el Chelebi guardó un profundo silencio y les contestó que el sueño sería interpretado en otra ocasión. Al pasar al lado de una pequeña caverna, Jaidar pensó en voz alta, “el cuadro del sueño, el primero debe ser el Profeta”. Entonces todos voltearon y se detuvieron, en eso Fahri Chelebi dijo, “en una de estas cavernas se cree que el monje Bajira, reconoció en el niño Muhammad la Profecía, le pidió que le enseñara el sello de la Profecía que el niño sin saberlo tenía en la espalda entre los omóplatos”.

Todos desmontaron y formaron un círculo de oración, comenzaron con el Ijlas y continuaron con la letanía o wird de la orden hasta casi la media noche, el lugar y los eventos eran más que inspiradores para la ocasión. Al final de la oración, Amir relató el sueño a los demás, para que el Chelebi diera una interpretación, con preguntas intermedias.

“Las pinturas en el primer cuarto eran nuestro Bienamado Profeta y nuestro maestro Ali”, en eso interrumpió Abdu Samad el Chelebi de Bursa, “¿Cómo imágenes de nuestro? Profeta eso es jaram”, “no, es una representación en un sueño que nos quiere decir algo mas importante, no se queden en las formas superficiales, son cuatro niveles por los que circula la joven, el primero es la Sharia, el segundo es un octágono en donde se imparte la Tariqa, un octágono como en el que hacemos el Sama, finalmente el último cuarto es la fuerza de toda orden el cementerio de los maestros en donde existe la Jaquica, la verdad divina, por eso están interpretando en ese lugar los ya realizados, por la vestimenta están muertos, el último cuarto detrás de la reja es la Marifa la absoluta ciencia divina, para finalizar con un pasillo que lleva a la trascendencia a donde nadie entra. Acerca del agua es la sangre de los mártires que han pasado por la religión, el jarrón es la última enseñanza de Allah a su Profeta y contiene la inscripción de Ali, como intérprete de dicha enseñanza, es por eso de los colores del recipiente, al final se marca el día del juicio, aquellos aún en el nivel de la Jaquica, no han comprendido la trascendencia final y tienen que volver a interpretar, como el tiempo se acaba indica que es el día del juicio que los alcanzó”. “Pero ¿como una mujer católica pudo tener ese sueño?”, preguntó Ajmad cocinero de la derga de Edirne. “Es una advertencia de nuestro señor para ser mas humildes, no somos el pueblo elegido como piensan los judíos, Allah hace lo que quiere con sus criaturas y puede manifestar su voluntad en quien el desee.” “¿A caso es el fin de las órdenes?”, preguntó el sama sambazi de Izmir Kemal Baba, “en lo que llamamos cielo existe un lugar idéntico a la derga de Konya, si pudiéramos verlo, veríamos los ladrillos y las ventanas, a nuestro Pir así como a muchos otros se le permitió construir una derga en la tierra y otra en el cielo, es un gran alivio que exista una para nosotros, sin embargo si no entendemos las instrucciones de nuestro Pir la derga se puede destruir, nuestras oraciones y giros la mantienen en pie hasta el día del juicio, un refugio para todos los amantes de Mevlana, esa es la promesa y el secreto de los Pirs. Sin embargo al final de los días, de acuerdo al sueño, las ordenes terminarán de forma abrupta, no necesariamente verán el juicio, días de corrupción en la que los derviches mantendrán la derga solo por interés mundano, por conservar una posición social, entonces la derga celestial caerá y la terrenal pasará a la historia”, concluyó el Chelebi.

Al día siguiente continuaron la marcha, con mas confianza en si mismos, con mas responsabilidades sobre sus hombros. El viaje continuó hasta el territorio de Anatolia, con muestras de afecto por los derviches por parte del pueblo y alguno que otro desprecio por parte de las autoridades. En ese entonces la orden con mayor influencia sobre el sultán era la Jalveti, una antigua orden fundada por Pir Omar Jalveti de Egipto, militares y hombres de estado eran miembros y esto les permitía acceso a esferas cada vez más altas del poder. Aunque algunos juristas y académicos o ulema del Islam han sido recelosos con los derviches, han reconocido la necesidad de mantener el espíritu devocional de los derviches como una fuerza interna en la religión, cuando se acaben los derviches, la religión estará en grandes problemas. La disciplina, honradez y buena voluntad, son difíciles de encontrar fuera de los derviches.

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