Unas semanas después de la entrevista con Tahmasp, Jaidar se acerca a Herat con una caravana numerosa, se está poniendo el sol que permite ver el inconfundible minarete de la mezquita de la ciudad, entonces Jaidar acelera el paso de su montura y llega a la puerta se su casa, el primero en recibirlo es su hermano pequeño Mehdi de 6 años, emocionado grita y la familia sale a dar una bienvenida, abrazan al héroe su hermana Camila y su otro hermano de 10 años Kamal, después de recibirlo, su padre Husain, les dice vamos hijos ya es tiempo de la oración de atardecer. La familia apenas puede creer que su hijo está vivo y el agradecimiento a Allah no puede esperar más.
La oración finaliza con las oraciones Yanaza dirigidas por el Imam Abdul Basit, que son las oraciones funerarias en honor de los soldados gaznavis que no regresaron, la mezquita es un verdadero mar de lagrimas, entre los asistentes se encuentra un hombre muy especial, respetado por toda la ciudad, excepto por el Imam Abdul Basit con quién ha tenido algunas discusiones de tipo religioso, su nombre es Rabb ul Din Sindi Baba, quién se acerca y toca el hombro derecho de Jaidar y se saludan. Al finalizar casi todos los asistentes han saludado y dado el pésame a Jaidar y su familia junto con sus tíos y primos. Antes de salir de la mezquita, Abdul Basit se acerca y detiene a Jaidar para hablar con él, el Imam a pesar de tener menos de 40 años, es un hombre seco y muy estricto en su forma de hablar. “Hijo cuéntame, ¿Qué pretendían con este sacrificio tus compañeros además de una jugosa recompensa?, aunque todos lo ven con buenos ojos la pérdida de vidas no es nada bueno”. “Yanab, nuestra intención era conseguir el bendito estandarte del Profeta SAWS, por una parte distraería y bajaría la moral del ejército otomano y por otra es un emblema lleno de bendiciones que caerían sobre nosotros.” De forma agresiva, Abdul Basit interpela con lo siguiente, “¡shirk (idolatría)!, Audu Billah (me refugio en Allah), ¿que bendiciones puede traer un pedazo de tela?, por pensar así se murieron todos tus compañeros, no debes pensar así, las bendiciones únicamente se obtienen con tus buenas acciones”. Jaidar contesta con voz entrecortada, “yo sentí esas bendiciones, estuve a punto de tocarlo y al ir a su encuentro vi a un hombre que me dijo “ahora no es el momento”, nuevamente con voz de mando, “esas visiones no son reales, solo imaginaste cosas en una situación de peligro, voy a hablar con tu padre para que vengas a estudiar dos veces al día el sagrado Corán, de esa forma olvidarás esas visiones y rezarás por tus amigos de una forma correcta sin desviaciones.”
Jaidar pasó de la alegría y la nostalgia a la ira y a la contrariedad, la verdad es que las palabras de un hombre religioso o que representa a la religión solamente lo hicieron enojar, su experiencia era real y como un hombre versado en las escrituras en un segundo desecho algo que no solo lo intrigaba sino que lo atormentaba, todo el camino desde aquel monte hasta el estandarte pensó que era para él y no lo pudo tomar porque algo lo impidió, ni siquiera el ejército mas poderoso del mundo se lo había impedido, fue una circunstancia y una visión que le indicaba que aún no era el momento. Un hombre de religión no puede interpretar una señal que se debate en el corazón de un joven, lo único que hace es enviarlo a leer un libro, no es justo.
Al llegar a casa se pueden oler el cordero y el pan recién cocinado, abundantes vasos de té y jalava el postre de sémola de trigo más tradicional del medio oriente, apenas ahí recordó lo hambriento que estaba, la desagradable conversación con el Imam le había hecho olvidar el hambre.
Al terminar de cenar, se escuchó la llamada a la oración de la noche,
Allahu Akbar Allahu Akbar, Allahu Akbar Allahu Akbar
Ashaduana lailajailalla, Ashaduana lailajailalla
Ashaduana Muhammad Rasul Allah, Ashaduana Muhammad Rasul Allah
Jaya Ala Salat, Jaya Ala Salat
Jaya Ala al Falah, Jaya Ala al Falah
Allahu Akbar Allahu Akbar, Allahu Akbar Allahu Akbar
La ila ja ila Allah
Dios es lo más Grande
Soy testigo de que no hay otro dios que Allah
Soy testigo que Muhammad es el Mensajero de Dios
Vamos a la oración
Vamos a la victoria
Dios es lo más Grande
No hay más Dios que Dios
Jaidar desde luego no quería ir a la mezquita para no encontrarse nuevamente con el Imam, prefiere rezar en su casa, pero en el último segundo corre hacia la mezquita. Toma el lugar a la derecha mas alejado del centro y mas cerca de la puerta, el Imam está en la parte delantera y está listo para formar las filas de oración, al finalizar la oración Jaidar se percata que a su derecha esta Sindi Baba, casi siempre reza lo más alejado posible y durante sus oraciones opcionales se aparta aún mas de la multitud. Al finalizar los rituales, Sindi Baba invita a Jaidar a su casa a tomar té, el muchacho lo considera un amigo, aunque todos lo respetan siempre han tomado lo que dice con reservas, pero nunca falta alguien en apuros que durante la noche le pide consejos.
Sindi Baba es un hombre cariñoso y festivo que recibe a todos de la mejor manera y acuden a él por ser un buen conversador, parece saber de todo y siempre da buenos consejos. En un principio Jaidar no sabe bien porque está ahí. Como es costumbre Sindi Baba ofrece una taza de té y una fumada del elan que está encendido con una mezcla de tabaco oscuro y claro que es como le gusta al anfitrión. El té es un Assam de la India, fuerte y oscuro, los hindúes lo beben con leche y especias, en este caso es con agua y fuertemente endulzado y muy, muy caliente. Al principio Jaidar ve el fumar como algo raro en una persona de su edad y como no lo acostumbra se siente incómodo, después de algunas fumadas llenas de tos y las indicaciones de Sindi Baba siente que el humo es reconfortante y tiene un sabor agradable aunque picante. Sindi Baba lo mira fijamente y le dice, “esta es la costumbre de los derviches, ofrecer té y una fumada, el adab o regla de cortesía dice que a cualquier persona que entra en tu casa se le sirve algo de beber y fumar”, “ahora tengo algunos trozos de sojan para acompañar tu té”, lo interrumpe, “¿Qué es eso de adab y por que derviche?” Antiguamente los derviches se encontraban lejos del mundo en cuevas y recintos inaccesibles, su voto de pobreza les impedía tener lujos y entonces decían cualquier hierba se puede fumar y beber, era esa su única posesión”. “Pero ¿Quién iba a verlos?” “Gente que pedía consejos, que quería rezar en un lugar apartado y en privado”. “Pero, acaso no tenemos suficientes mezquitas o antes no había”, “si había, pero la gente a veces necesita un espacio donde sentirse libre de la miradas de los demás para poder expresarse libremente con Allah”, “solo son formas de ser”.
“Baba la verdad es que no se que hago hablando con usted, pero me siento en confianza de contarle una experiencia que tuve en la batalla, esto es algo mas allá del dolor que siento por la pérdida de mis compañeros, llegando a la mezquita le conté al Imam Abdul Basit esto y únicamente me regañó y me envió a leer el Corán de inmediato”. Con un gesto entre burla y reprobación, Sindi Baba se levantó y respondió, “primero debes ser paciente con nuestro Imam, tiene muchos problemas, le han avisado que la religión oficial del imperio será el Shiismo de los doce y el tiene una formación Sunni Janafi muy fuerte, no sabe si tendrá que mudarse a la India o que, en segundo lugar es una persona que no cree en experiencias, sueños o visiones personales, sus maestros de jurisprudencia seguramente le dijeron que todo eso era falso y que se debía evitar”. “Aplican ciegamente las reglas, algún jadit que no conocen el contexto en el que fue dicho, ‘toda duda viene del Satán’ o ‘si dudas de algo evítalo’, entonces todo lo que estos juristas no conocen en vez de averiguar de donde viene o porqué existe debe ser excluido”. “Para ellos un sueño o una visión es algo intangible y por lo tanto debe evitarse.” Jafar dice, “¿Qué es lo intangible?, para mí suena lógico, lo que no podemos conocer y que solo Allah sabe puede hacernos caer en errores”. “A ver que te expliquen como se siente el dolor que tienes, por la muerte de tus primos”, contestó Sindi, “¿de que color es la fe?, ¿de que tamaño es la alegría? Y sobre todo ¿cuanto pesa el amor?, lo único que hacen poniéndote a leer el Corán es que se te olvide tu pena y te puedas dedicar a trabajar para con tu azaque pagues los gastos de la mezquita, Astagfirullah.” Desde luego estas palabras producían en Jaidar tantas sensaciones pero las inmediatas eran pensar, este es un demonio, está loco, ¿Quién se cree que es?, el Imam no vive del azaque, vive de su trabajo y los recursos son para sostener el edificio que se deteriora con el tiempo, pero los más intrigante era que se sentía en confianza con Sindi Baba y más aún en cada palabra había un hálito de misterio que por morbo o curiosidad lo obligaba a hacerlo hablar y continuar la plática a pesar de lo que pensó al principio.
“¿Cuánto pesa el amor?” Gritó Jaidar sin pensar, esto para evitar que sus pensamientos brotaran, Sindi Baba, contestó, “el que tú le des”, “¿Cómo?”, preguntó Jaidar, “no es un peso físico, es lo que la experiencia en el amor te da, no es tangible solo tu lo sabrás”. Replicó Jaidar, “¿Cómo saber lo que es y cuanto te importa?”, “el amor es la gracia de Allah no hay forma de obtenerlo por medios humanos, solamente Él tiene la facultad de otorgarlo a sus criaturas, es más el amor fluye de Él y por Él constantemente, pero algunos se dan cuenta y no todos pueden sentirlo”. “De todas las actividades humanas no hay forma de forzarlo o de promover que ocurra, no tiene ninguna explicación y nada puede detenerlo, esta es la verdadera conexión de Allah con sus criaturas, todo lo demás son figuraciones del hombre, la Profecía es la máxima expresión del amor en la Tierra”.
“Quisiera sentirlo”, dijo Jaidar, “créeme ya lo estás sintiendo, esa impotencia de no poder revivir a tus hermanos, es el amor por ellos, ese coraje de haber fallado en un objetivo es la pasión que solo el amor puede generar”, contestó Sindi, “¿y el amor a las mujeres por ejemplo?”, preguntó Jaidar, “todas las formas del amor, si es que es verdadero vienen de Allah y se nos presentan para develar el amor auténtico, el amor de Allah para Allah y por Allah”. 2Como decía nuestra maestra Rabbia Basri, si te amo por ganarme el cielo niégamelo, si te amo por temor al infierno húndeme en él, solo permíteme amarte por Ti”.
“En la mezquita nos dicen que hay que temer a Allah, nada más lejano del amor”, replicó Jaidar, en una breve pausa Sindi Baba se dispuso a contestar e profundamente, “Seguramente tu ayunas, rezas, pagas el azaque y estás seguro de que Allah es único, e inshallah iras de peregrino a la Meca, de todo esto ¿que es lo que realmente te convence, por cuanto de esto dejarías todo, padres, trabajo, estudios, qué tan seguro estás de que todo esto es real, te va a servir, no solo por ser un mandamiento religioso sino porque has sentido el amor y la gloria de Allah en ellos?”. “Esa es una pregunta muy difícil, solamente puedo decirle que una experiencia como la que tuve ha cambiado mi vida pero me ha dejado sin saber nada, sin tener a donde ir o hacer”, contestó Jaidar, “por favor cuéntamela”, pidió Sindi Baba.
Después de contar la visión con el estandarte, Sindi Baba completamente sorprendido le dijo, “ese hombre que te dice aún no es el momento es el Señor Ali que Allah se complazca con el, este es el camino que se abre, tienes que tener ese estandarte de una forma o de otra pero necesitas trabajarlo y buscarlo, el mismísimo Ali te invita a seguir sus enseñanzas, lo que es el verdadero Islam, el Islam en ti”. Con esas palabras Sindi Baba, terminó de hablar en un diálogo que apenas comienza y que parece no tener fin, el muchacho regresó a su casa con mil preguntas más de las que tenía una hora antes. Al llegar a su casa ni siquiera sabía que hora era, toda la ciudad estaba dormida y Jaidar iba a pasar una noche muy peculiar.
Esa noche un sueño verdaderamente hermoso, tranquilo y visualmente reconfortante, Jaidar camina hacia un lugar con el cielo más azul que se podía imaginar, nada de calor, ni frío, en eso un jardín de rosas amplio todas las rosas rojas en flor, camina en medio de el con los brazos extendidos hacia los lados, la luz del sol parece reflejarse en todas las flores, al final del jardín una mujer joven parada a la izquierda lo saluda y al fondo una casa blanca con un minarete a la derecha, más que mezquita es una reluciente casa blanca, vaya que es un lugar hermoso para estar, pero en eso se escucha el llamado a la oración del amanecer y todo termina ahí.
Al entrar en la mezquita Jaidar permanece junto a Sindi Baba y al terminar abandonan la mezquita juntos, en eso, el Imam Abdul Basit intercepta al Padre de Jaidar y habla con él.
A media mañana Husein el padre de Jaidar le dice, “hijo tienes un verdadero futuro me enorgullece lo que has hecho, eres el héroe de la ciudad, en primer lugar, con todo lo que pagó el Sha, primero vamos a establecer una gran granja de cabras para piel y leche y borregos para lana y carne y compraremos algunas gallinas, tus hermanos ayudarán con el pastoreo y segundo te encargarás de formar y dirigir las caravanas de comercio, este es un honor ya que mis hermanos y el resto de los gaznavíes vamos a hacer una empresa de comercio, este es nuestro momento, la guerra se ha detenido y podemos trabajar en paz”. Con la vista baja y con voz tímida, en un tono de no saber como decirlo”, Husein le dice a Jaidar, “a propósito, como sabes la última vez que arreglé un matrimonio para ti, fue hace ocho años, con la hija de Farid Ahmed, para hoy deberías estar casado con su hija Asma, pero después de la muerte de Farid, el nuevo marido de la mamá de Asma, desconoció mi trato con Farid, argumentando nuestra mala situación económica, ahora, con la buena fortuna de tu tío Abdu Rahman seguro va a querer renegociar, la verdad es que yo no voy a hacerlo, ¿no sé como te sientes con esto?” “Bien, la verdad es que Asma no me gustaba mucho y de niños no tiene uno conciencia de eso”, respondió Jaidar. “Que bueno pensé que te habías ilusionado con ella y pensé que estarías decepcionado de perderla”, dijo Husein, “con toda tu fama y la fortuna que nos espera podrás tener cuatro como lo marca la ley y no solo eso escogerás a las mas bellas de Herat o de donde quieras”. Jaidar iba a salir de la casa, pero Husain lo detuvo, con un tono un poco severo, “el Imam dice que estás hablando mucho con Sindi Baba y que no debes perder el tiempo en eso, mejor sería que te presentaras a las clases de Corán lo mas pronto posible, lo que yo opino es que Sindi Baba es una buena persona, pero que no debes charlar mucho con él no sé que ideas te pueda meter en la cabeza, además no le agrada a toda la ciudad, tiene ideas muy raras, así que asiste a tus clases cuanto antes”. “Está bien papá”, respondió Jaidar.
Los días de invierno en Herat pueden ser imposibles, tormentas con agua nieve en donde no se puede distinguir nada del paisaje, frío inclemente, hacían que en algunas ocasiones ni siquiera a la oración se pudiera asistir cómodamente, eso hacía enojar mucho al Imam Abdul Basit, los viernes daba unos sermones muy fuertes por este hecho, hay que entender hay gente mayor que no es conveniente que se exponga al intenso frío. Cuando el clima fue mas benévolo Jaidar asistía al mercado y entonces era el lugar perfecto para ver a las muchachas que le gustaban, desde luego, el diálogo entre jóvenes en edad de casarse no es muy bien visto, pero la conversación con la mirada parece más efectiva aún, había tres prospectos, Karima, una mujer turca muy blanca de facciones agradables y ojos claros, en el la libido se elevaba de una forma inexplicable, siempre aparecía cerca de los perfumes en el mercado, Mariam, una muchacha unos años menor que él pero que le parecía una persona muy sensual mas que una belleza despampanante, era fácil verla ya que las familias compartían reuniones y fiestas con regularidad.
Soñar y pensar en mujeres es la forma más bella y reconfortante para un muchacho, idealizar la vida con alguna o varias, es lo que construye el mundo del hombre, sus deseos y anhelos es la escala de valores en la que su vida futura se construirá, pensar en ¿Qué hacer? Para obtener al amor de mi vida, una casa una educación, un rebaño una montura y ropa elegante. El estar enamorado es el motor de la vida y eso permite que el hombre crezca, tenga deseos de superarse y convertirse en alguien que solo está en la mente de donde algún día brotará ese ser que se convierta en jefe, en dirigente, en padre y en un gran esposo.
Las reuniones con Sindi Baba se habían suspendido debido al clima y a la supervisión de Hasan apoyado por la mirada castigadora del Imam, pero como todo en la vida las cosas suceden, en cierto momento Jaidar y Sindi estaban conversando en un costado del mercado, ahí Jaidar le contó el sueño del jardín, “no sé si estoy enamorado y esa casa será para mi esposa, ¿o qué?” preguntó Jaidar, “no ese jardín me recuerda uno de los mejores libros jamás escritos el Gulistán de Sadi, o el jardín de las rosas, para un derviche la rosa roja es la señal mas pura del amor divino, en Ray la conocen como Gul Mujamadia, o flor de Muhammad, se dice que las rosas no tenían aroma hasta que nació nuestro bendito Profeta que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él, y su aroma corporal perfumó a las rosas, la mujer representa la manifestación femenina de Allah, es una alegoría para que puedas entender la forma más pura en la que Allah se comunica con sus criaturas, te está diciendo que estás listo para seguir el camino hacia Él, es una forma de invitarte, y la casa es la representación de tu templo interior que te invita a que lo construyas”, respondió Sindi. “En realidad el libro de Sadi comienza así, te puedo traer un racimo de cien flores pero solo te servirán por un día, mañana morirán, pero una hoja de mi jardín te servirá para toda la vida, refiriéndose a la enseñanza puesta en el libro”,
agregó Sindi Baba. “Ahora recuerdo, en la escuela nos hicieron aprender muchos poemas y este no lo había entenddo hasta ahora”, comentó Jaidar.
Todo el invierno Jaidar trabajó para el negocio de su padre, aún no se atrevía a solicitar la mano de ninguna muchacha, por un sentimiento de indecisión, como el de todos los jóvenes, ya no se sentía tan mal por la falta de sus primos ya que el trabajo era buena distracción, sin embargo como en todos los trabajos el primer día quieres aprender todo, todo es una novedad, pero al tercer mes te das cuenta que todos los días son iguales al primero y se hace rutina, había estado asistiendo no de muy buena gana los viernes en la tarde a las clases de Corán con los avanzados acompañado de su hermano menor Mehdi que entraba a las lecciones con los pequeños. En la clase conoció a Reján un muchacho Baluchi de su misma edad que durante esa temporada había llegado a Herat. Como todo recién llegado el idioma era un obstáculo y Jaidar lo sabía muy bien. Todo ese tiempo trató de hacerlo sentir bien y que encajara en algún lado, mucha gente llegaba a Herat ya que por el momento había una paz que permitía la convivencia entre varios pueblos y era el lugar más rico y con oportunidades de la región.
Entre los recién llegados estaba Isa, un maestro de Corán y de Árabe, originalmente el era de Bagdad donde hizo sus estudios pero que al concluirlos fue enviado a Lahore en la India para enseñar ahí. Este hombre fue mandado traer por Abdul Basit para mejorar la enseñanza del árabe entre la comunidad. Isa accedió a cambiarse de ciudad a pesar de su buen trabajo en Lahore, con la intención de hacer una especie de Yijad contra los shias que en ese momento tomaban fuerza apoyados por el imperio. Aunque era una causa perdida y Abdul Basit lo sabía sin embargo un testarudo árabe de Bagdad podía infundir respeto entre la comunidad.
El viernes durante el sermón Abdul Basit presentó a Isa y por la tarde Jaidar estrenó profesor, como era de esperarse comenzó con un examen oral para todos, aproximadamente veinte muchachos tuvieron que leer o recitar de memoria un pasaje del Corán. Como era de esperarse el profesor furioso les dijo, “¿Cómo es posible esto?, no saben pronunciar el correcto árabe, son unos iletrados, ¡han destrozado en cinco minutos el lenguaje del Profeta!, no saben pronunciar, les voy a quitar esos acentos persas, nunca van a entender el libro de Dios si no saben pronunciar, ¿Qué clase de musulmanes pueden ser ustedes? Así finalizó la primera clase con azotes de una vara contra los estudiantes y las paredes de la músala. Que agradable persona pensaban todos los alumnos, Jaidar era muy educado y no protestó por el par de varazos que recibió, pero una cosa es recibir correctivos antes de los 14 y otra es recibirlos después de haber peleado en una batalla.
Las clases del viernes podrían haber sido un fastidio de no ser por Rejan, siempre dispuesto a charlar y a tener conversaciones agradables, como todos los muchachos la burla parece ser el mejor escape de las situaciones tensas. Un viernes Jaidar, Mehdi y Rejan se unieron a Sindi Baba fuera de la escuela, ahí Rejan comentó algo que no había entendido en la clase acerca de una aparente contradicción del Corán en la azora 2:62, que habla de la misericordia de Allah para con todos las religiones que adoren al Dios único, y que se repite en la azora 22:17, poniendo en manos únicamente de Allah el destino de estos devotos. “El mualim Isa nos dice que el que no sea musulmán será enviado al infierno y que esas azoras quedan abrogadas de acuerdo con una interpretación que dice que lo último en revelarse cancela lo anterior”, dijo Rejan, Sindi Baba contestó, en un tono molesto, ¿quién es capaz de abrogar la palabra de Allah? Lo que estos versos tratan de exponer es Su Misericordia y precisamente que somos incapaces de juzgar a nadie por sus creencias, además el verso es claro en eso, solo Allah decidirá entre ellos,” todo pasó bajo la mirada de Isa aunque el no escuchó la conversación los vio charlar.
Este asunto se vio magnificado ya que el siguiente lunes la familia de Jaidar invitó a comer al Imam y al profesor Isa, coincidió que la familia de Maryam estaba invitada, el profesor quedó enamorado de la chica e hizo evidente su interés, sin embargo la muchacha no demostró ningún interés en él.
Para un extranjero, sobretodo árabe en Herat, un matrimonio es un asunto difícil, solamente con otra árabe, pero con una gaznavi imposible, por si fuera poco Maryam ya tenía entre ojos a Jaidar. El ego del profesor se dejó sentir, pensaba para sí, “¿cómo un simple muchacho, que es mi alumno? Yo que vengo de Bagdad con estudios en proceso de convertirme en un jurista, ¿como puedo ser despreciado”?
El miércoles apareció en la ciudad una comitiva de Isfaján, eran los misioneros del Sha, con encargo de reclutar gente para la causa Shia, los Shia sabían bien que forzar una conversión a la población desencadenaría una revuelta que sumiría al país en una guerra interminable, que no solo vería la destrucción del imperio por sus propios habitantes, sino que los turcos y los uzbecos podrían atacar el país nuevamente. En cambio llegaban a las casas, hablaban con una familia en la que hubiera adolescentes y ofrecían estudios para los muchachos en Isfaján o en Qum, alguna recompensa a la familia en especie o en oro etcétera.
La casa de Jaidar fue la primera, el héroe de la ciudad podría ser el mejor candidato para enganchar a más. Husein con evasivas e indirectas se pudo zafar por el momento, sabía lo insistentes que eran, en cambio, los misioneros podían esperar y eso iban a hacer, tenían ya una casa donde se iban a quedar por mucho tiempo.
El viernes en la mezquita el ambiente estaba cargado y tenso los misioneros estaban sentados hasta adelante, el Imam Abdul Basit sabía que en cualquier momento lo iban a interrumpir, por eso el sermón fue corto e improvisado para impedir debates con los misioneros, la idea era no discutir con ellos en público, y tal vez en privado con el apoyo de Isa defenderse un poco o pensar en comenzar a empacar.
A pesar de todo lo que Abdul Basit anticipó la tarde del viernes fue muy normal, los misioneros solo hablaron con el pueblo dejando de lado a las autoridades religiosas.
La clase de ese viernes fue lo peor de lo peor, Isa descargó su ira y frustración contra los alumnos, pero sobre todo contra Jaidar y Rejan, ¿Cuál es la razón de hablar con un sufi? Si un derviche, un desviado que está cegado por sus experiencias religiosas, o alucinaciones, esta religión la van a destruir hombres como ese o como los misioneros shias, no necesitan nada mas que el Corán para sus vidas, olviden lo que estos hombres extraviados ofrecen puras ilusiones”. Como en todo salón de clases, los murmullos se escuchan y unos mas que otros, este último fuerte y claro lo escuchó Isa, “¿Por qué está enojado el mualim con ustedes?”, le preguntaron a Rejan, y fácilmente contestó, “porque Maryam le hace caso solo a Jaidar y no a él”, esto fue todo, el Mualim comenzó a blandir la vara y a golpear a todos, “muchachos abusivos y mal agradecidos”, dijo y se abrió paso hasta llegar con Rejan, pero al intentar golpearlo la mano de Jaidar lo detuvo, “¿tu que tienes que decirme gaznavi?” gritó Isa. “Primero esta es la última vez que golpea a alguien en mi presencia, segundo es la última vez que habla mal de Sindi Baba y tercero no importa que tan bien sepa el Corán, no lo pone en práctica porque no sabe tratar a la gente, usted no es mejor que nosotros con toda su ciencia y árabe”. El mualim quedó en silencio y solo se movió para abrir la puerta del salón y dejar salir a todos. Al salir Mehdi estaba esperando a Jaidar como todos los viernes, pero este viernes Mehdi tenía una flor en la mano o un pequeño arreglo con algunos pétalos y listones, “me dijo el hermano de Karima, Yajya que eran para ti hermano”, Jaidar lo tomó lo olió y suspiró Karima…
Los musulmanes creen que durante los viernes pasan cosas mágicas, ese día Husein, quien conocía bien a su hijo, pensaba en comprarle dos esposas, Rejan pensaba en lo buenos amigos que eran el y Jaidar, soñaba con algún día poder ir a estudiar a una gran ciudad como Bagdad, Qom, Lahore con su amigo y no depender de maestros traumados como Isa. Mehdi pensaba en lo afortunado que era tener una familia que lo quisiera tanto, sus hermanos y sus papás. Jaidar pensaba en escoger entro dos muchachas, una carrera en una escuela importante en Isfaján, pero antes un gran proyecto comercial con su padre y al final el sueño de la casa blanca. En este mundo de pensamientos recordó a Abdu Rahman, en un momento pareció verlos, alos quince que lo acompañaron a tomar sus primeras lecciones a la misma músala que ahora le desagradaba tanto, la nostalgia vino con un cúmulo grande de lágrimas y un estandarte blanco fulgurante que no podía quitarse de la mente.
Esa noche después de la oración corrió con Sindi Baba, a compartir su melancolía, sus múltiples posibilidades en la vida, servir a Allah, casarme, buscar mis sueños, hacerme rico, es la edad en que el hombre entra en crisis para volverse adulto comerse al mundo de un bocado.
Sindi Baba con voz suspirante, le dijo, “¿recuerdas la casa blanca?” “Si,” contestó Jaidar, “La conocerás muy pronto pero primero debes estar seguro, ven mañana antes de la oración, haremos la oración del yanaza por tus hermanos y luego la del tajayud o de la aurora y trae contigo todos los dinares que tengas.” El muchacho se preguntaba ¿para que los dinares?
Esa noche el sueño del jardín de rosas se repitió, solamente que en lugar de la mujer a la izquierda, su primo Abdu Rahman estaba a la derecha con una túnica larga blanca, con una falda amplia, con los brazos cruzados en el pecho y las manos apoyadas en los hombros, esta visión fue demasiado, su llanto se escuchó tanto que su madre Fátima lo fue a consolar, “hijo ¿Qué tienes?” “Vi a Abdu Rahman y algo quiere que haga y no sé, tengo muchos días sin poder consolarme y ahora esto, no puedo olvidarlo, todo lo que me dijo y todo lo que hicimos juntos es muy difícil para mí”, dijo Jaidar. El consejo que le dio su madre fue total, “la vida se trata de escoger, nunca sabremos si bien o mal, pero hay que escoger, nuestro pasado es doloroso pero no podemos dejar que nos consuma, debemos honrar ese pasado con un mejor futuro.”
Durmió una hora más hasta la hora del tajayud y entonces se vistió y se encaminó a casa de Sindi Baba. Después de la oración, Jaidar preguntó intempestivamente, “¿Qué son un sufi y un derviche? ¿Porqué nos dicen que están mal?”, a lo que Sindi Baba respondió, “un derviche es el que sigue el camino del sufismo, y un sufi es un amante de Allah y no están mal ni son desviados o lo que sea, las respuestas que yo te dé deben ser respondidas sólo por ti.” ¿Porqué preguntas tan intempestivamente?”, preguntó Sindi, “anoche soñé otra vez con la casa blanca pero esta vez con mi primo”, dijo Jaidar, “dirás mi jefe de caballería”, respondió Sindi, “lo vi con los brazos cruzados en una posición muy extraña, como que no me volteaba a ver, pero sabía que era yo”, agregó Jaidar. “Bueno muchacho te tengo una propuesta que debes tomar, o no de esto depende el resto de tu vida, y por el sueño que me dices puedo asegurar que estás listo para tomar decisiones por ti mismo”, dijo solemnemente Sindi Baba, “por cierto, ¿trajiste los dinares?”, “si, si los traje”, respondió Jaidar, “por favor abre la puerta y deja pasar a la persona que está afuera”.
Jaidar, pensó ¿Qué persona?, si no había nadie cuando llegue, se levantó, abrió la puerta y aunque la luz todavía era escasa la mirada de un hombre muy extraño lo dejó frío, “asalamu aleykum”, fue lo que dijo, “aleykum asalam”, respondió con sorpresa Jaidar. Si con poca luz era impactante, con luz era impresionante, era más alto que cualquier persona que Jaidar hubiese visto, el rostro maquillado de blanco, los parpados y las cuencas de los ojos pintadas con kejel negro, un bigote estilo otomano enorme, una barba no muy larga, pero muy poblada, un turbante blanco que rodeaba un chal verde con dorado, túnica blanca cubierta con un abrigo de lana verde, las manos del hombre eran blancas y enormes, llevaba un bastón, con una pequeña mano en la parte superior, una cadena que colgaba de su hombro derecho cargaba un cuenco de madera forrado en plata lleno de inscripciones en árabe, unas botas a media pierna y una hacha colgando del lado izquierdo.
“Jaidar el es Muhammad Rajim Baba, ¿querías saber que es un derviche?, helo aquí, el es un derviche Qalandari y por casualidad pasó por aquí, viene de Aymir en India y va de camino hacia Tabriz, la casa que soñaste, le queda de camino y accedió llevarte con su grupo, claro siempre y cuando le pagues lo que pide”, dijo Sindi Baba. “¡Es esta la decisión que debo tomar?, ¿Cuánto tiempo me queda para decidir?”, preguntó Jaidar, con una voz que quedaba perfecta con su tamaño, un perfecto trueno que hacía resonar la, casa respondió, Rajim Baba, “un minuto”, “pero”, dijo Jaidar, “el costo es lo que traigas y que prometas que me obedecerás sin cuestionar todo lo que te diga durante el viaje”, interrumpió Rajim Baba. “Las respuestas están en este viaja, el estandarte, tu primo y la casa, cuando llegues a ella sabrás a que has ido y en lo que te estás embarcando, tendrás que olvidarte de tus amigos, tus padres y de tus posibles mujeres, si quieres encontrar a Allah y saber porque murieron tus primos y tu no te aconsejo que te vayas, esta oportunidad es única en la vida y no volverá”, terminó Rabbi Udin Baba.
Jaidar estaba en la edad de las posibilidades, todo se puede lograr y en lo que te embarques tendrá éxito si te dedicas a ello, casi sin pensarlo Jaidar accedió, rezaron los tres la oración del amanecer y partieron el muchacho, sabía que esa oración era la última que haría con Sindi Baba, era una despedida muy musulmana, Rajim Baba tomo treinta dinares que Jaidar había guardado como pago por pelear para el Sha.